Ya tenemos más que superados los 3500 kms previstos al inicio de la ruta. Imagino que al final rozaremos los 4000.
Amanecíamos esta mañana en Mérida, un poco más tarde de lo habitual y con las ideas claras de lo que iba a ser la etapa de hoy. Desayuno de campeones y a rodar.
La carretera ha resultado bastante tranquila, muy recta, demasiado sobría (nada que ver con las curvas portuguesas donde tanto disfrutamos). Nacional y autovía que han terminado por destrozarnos las posaderas y la espalda.
Hemos parado para comer en Piedrabuena, en un restaurante de carretera. Un pepito de ternera y a seguir, buscando llegar lo antes posible al camping de Lagunas de Ruidera, que ya conocíamos del año pasado y que parece haberse convertido en la tradición para la última noche. Al final 365 kms.
Como anécdota, mientras Javier se quedaba pegándose el siestón padre , a mi me ha tocado irme a Ossa de Montiel (en otra provincia) para comprar ropa interior,ya que no íbamos a poner lavadora para lo que nos queda.
Cuando he vuelto al camping, nos hemos ido a dar una ducha que ha sido espectacular, casi un orgasmo. Hemos salido nuevos, sin dolores y relajadísimos. De ahí a picar algo al bar del camping, fútbol y helado de despedida, quizás muy light, pero es que estamos rotos. Dentro del saco ya a la hora de la Cenicienta.
Esto está casi finiquitado. Y la sensación es un tanto extraña: por un lado tristeza por terminar un viaje tan grandioso; pero por otro ganas de cama, baño propio, sofá, familiares y amigos.
Desde Lagunas de Ruidera, penúltimas buenas noches!
No hay comentarios:
Publicar un comentario